La soledad no es estar solo, la soledad es no estar conectado. Parece una idea nueva y sin embargo es una idea muy antigua, en el impero greco romano muchos delitos eran castigados con el ostracismo (excomunión) e incluso hoy en día e las modernas cárceles la pena de último recurso es la incomunicación. El miedo a la soledad se relaciona hoy con el rechazo social sumado a nuestra necesidad de contacto con los demás. La verdad es que el talento, el éxito no ofrecen ninguna protección contra la soledad.
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